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Diario + Recuerdos = Mis Crisis Nerviosas

Para poder entender este blog, tienen que leer todo desde el principio. Se trata de una historia correlativa, la cual no van a entender si empizan desde la última entrada.
Las entradas que se titulan "Diario", siguen una línea aparte. Son opcionales a la biografía.
Espero que lo disfruten


DEDICADO A MI MEJOR AMIGA EN EL MUNDO MUNDIAL. Y A MI AMIGA LA DESAPARECIDA.

miércoles, 24 de febrero de 2010

La historia de Alba... (TERCERA PARTE)


Resulta que las profesoras de los más chicos son tan inútiles que necesitan de chicas (o chicos) con paciencia para elaborar y enseñar la coreografía de fin de año. Y yo ya lo había hecho en cuando estaba en 3º ESO, haciéndoles ensayar a los pequeños de 1º grado. Como yo me tomo las cosas muy a pecho, imagínense lo que fue. Fuimos los mejores, y no me lo invento. Las madres me felicitaron, y yo lloré como una tarada detrás del telón, desde donde podía permanecer para darles las indicaciones oportunas. Pero ni hizo falta, se lo sabían tan bien… que me emocioné. Les aseguro que fue un trabajo muy arduo, tuve que ganarme el respeto de los chicos con mucha dedicación y estrés. Pero lo conseguí.
Al año siguiente, elegí al mismo grupo, así me ahorraba el trabajo de adiestrar a otras bestias. Además, ellos me adoraban, todavía se acordaban de mí… aún ahora se siguen acordando, y eso que ya están en 1º ESO. Están enormes.
Volvamos a mi discurso. Esos últimos dos meses tuve que ensayar con los chicos, ensayar para mi estúpida actuación forzada de flauta (con nuestro amigo Tino-calvo) y ensayar el discurso. Ah, y elegir qué ponerme. Ah, y practicar para no llorar (aunque no lo conseguí xD). Bueno, también había otras cosas, como evitar una despedida con Rodrigo (lo cual no logré, como ya explicaré más adelante), tratar de evitar las hormonas alzadas de Hugo, y sacar las mejores notas posibles, ya que este era mi último año de la secundaria obligatoria.

Voy a hacer una acotación. El año anterior había preparado un baile con dos amigas (aunque al final sólo lo bailé con una). Fue un absoluto desastre, porque se equivocó en un paso muy evidente… pero de todas formas, en mi último año quería bailar algo. Incluso había convencido a Noelia, que ella nunca baila ni se pone en público ni nada. Pero no sé bien qué pasó y mi papá me castigó sin baile, me lo prohibió. Ahora que me doy cuenta, debería haberle desobedecido. Total no se iba a enterar. Me dio mucha rabia en ese entonces, porque ya tenía todo preparado con Noe, y la tuve que dejar con las ganas. Fue horrible.

Pero volvamos una vez más a lo más importante. Cuando llegó el gran día, el gran y ÚLTIMO día de clase, yo estaba histérica. Se me manchó la camiseta que había elegido tres semanas atrás con lápiz de labio, cosa rarísima, porque no me había puesto. Nunca supe por qué se había manchado. Menos mal que a la pollera no le había pasado nada, y encontré otra blusa decente para ponerme.
Todo fue un éxito, por supuesto. Primero, lloré con los de 2º, ellos estaban tan contentos también… Me tuve que recuperar rápido para salir a avisar de los siguientes. Más tarde, anuncié a mi propio hermano, que por ese entonces estaba en 4º de primaria. Qué emoción.
También me anuncié a mí misma, para lo de la flauta. Pero justo antes de esto, se produjo un “encuentro”. Rodrigo. Mierda, ¿qué hacía ahí? Eso mismo le pregunté. Ah, sí, la flauta. Mierda otra vez. Traté de evitarlo pero ya era tarde. Podía ser la última vez que estuviéramos a solas. Y así lo fue, por supuesto. Me miró de arriba abajo y me dijo que estaba muy guapa. Sí, bueno, también me lo había dicho Nicolás, y eso que sólo éramos amigos (en realidad me lo decía siempre que podía, como en carnaval, por ejemplo. Pero bueno, continuemos). Intenté contener las lágrimas, y tanta práctica dio su fruto. Las contuve, creo que no se me notó nada, aunque a él sí que se le notó mucha tristeza, ni siquiera podía sostenerme la mirada… qué cobarde, pienso ahora. Pero en ese momento no pensaba eso, jajaja.
Después del acto, Alba me felicitó, CON BESO Y ABRAZO. Y ahí me di cuenta que a lo mejor, muy en el fondo, me quería. Sí, creo que sí. O será que quiso copiarse de Antonio (otro profesor-escritor-jefe de estudios, que a mí nunca llegó a darme, pero me quería igual por todo lo que le contaban de moi). Nunca lo sabré. El caso es que en la nota final me puso dieces, me pidió encarecidamente que le diera copia de las famosas fotos que hice cuando fuimos a recoger los boletines (las cuales se las di al año siguiente, que la fui a visitar, y todavía no saqué unas copias para mí, porque le di las originales…), y me deseó suerte y todas esas cosas bonitas que ya me había dicho los demás pero que ella se había resistido. No, en el fondo, después de carnaval, me había empezado a tratar bien. Es más, ahora que me acuerdo, una vez me pescó hablando con Coque en un examen, y sólo me retó. O sea, no me lo retiró, no me puso un cero, y no me mandó a septiembre, como hubiera hecho con cualquier otro ser humano ordinario.

En fin, ahora cada vez que la veo me saluda sonriente, más que cualquiera de los demás. La veo cada tanto, porque mi hermano todavía está en 3º ESO. Pero todo esto no significa que le tenga aprecio. De todas formas, tengo que reconocer que es la profesora que más me enseñó lengua, y sobre todo gallego. Me ayudó muchísimo.
Bueno, aquí termina la apasionante historia de la profesora Alba. Espero que les haya gustado, y no se crean que me quedé vacía de recuerdos, nooo. Esto recién empieza. Hasta la próxima!

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