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Diario + Recuerdos = Mis Crisis Nerviosas

Para poder entender este blog, tienen que leer todo desde el principio. Se trata de una historia correlativa, la cual no van a entender si empizan desde la última entrada.
Las entradas que se titulan "Diario", siguen una línea aparte. Son opcionales a la biografía.
Espero que lo disfruten


DEDICADO A MI MEJOR AMIGA EN EL MUNDO MUNDIAL. Y A MI AMIGA LA DESAPARECIDA.

martes, 20 de julio de 2010

Diario: Felicidad (Segunda parte del día)


20 de julio (Día del Amigo)
Cambiando de tema, ayer fui a visitar a Noelia, mi querida amiga. Qué gusto volver a verla… Anoche le escribí una especie de carta de agradecimiento, y terminé llorando como una pelotuda. Todavía no pudimos hablar de si la leyó o no…
Se va a casar… buaaaa tuve que contener la emoción. Todavía no hay fecha, pero estoy tan emocionada como ella, creo. Como le dije en la carta, cuando se case, será como ver reflejada una parte de muy especial mi vida que ha llegado a su meta. Nada me haría más feliz.
Estoy tan contenta por ella, que ninguna otra mierda de mi casa podría cagarme en este momento. Y lo mejor de todo, es me compré unas zapatillas botitas de esas medio punkers que me encantan, así que estoy rebosando felicidad.
Felicidad y agotamiento.

Diario: Agotamiento (Primera parte del día)


19 de julio

Después de que el viernes me enterara de que al parecer tiene novia (una chica lo llamó en medio de la clase y después lo esperaba a la salida), llegué a la conclusión de que no es que me evita, pero se le acabó la onda, o algo.
Lo que sí evita, es mi mirada. Las pocas veces que se atreve a mirarme a los ojos, los desvía rápidamente. Qué puede significar, no lo sé.
Casi no tiene temas de conversación. A veces parece que se esfuerza por sacarme algún tema, pero es como que se traba. Incluso hoy, que me esperó para irnos juntos, caminamos prácticamente todo el camino en silencio. Después yo rompí el hielo, porque me sentía demasiado estúpida, incómoda.
Sinceramente, ya me está empezando a preocupar bien poco. Porque, repito, seguramente ya se dio cuenta de lo insulsa, amargada y poco atractiva que soy. Y eso por no mencionar a su supuesta novia. Qué cruel es la vida.

miércoles, 14 de julio de 2010

Diario: 2º entrada del día - Tocando fondo


Ojalá algún día pueda contar todo. Me dan ganas de contárselo al mundo entero; que el mismo mundo tome las represalias pertinentes, pero no tengo los huevos necesarios. Simplemente no puedo.
Cuando lo intenté a los 17 años, fueron las hormonas las que me llevaron hasta ahí. No, ahora que me doy cuenta, no fue eso. Sino que fueron todos los días de mi puta vida que me empezaron a pesar.
Y ahora miro hacia atrás y digo, qué bonito, 17 años. Hasta lo extraño; extraño ese infierno, esa Libertad que tenía dentro del abismo. Porque ahora, a tan solo dos meses de cumplir los 21, siento que cada maldito día que pasa, se me escurre la vida, se me escapa de las manos.
En este momento, acabo de salir de llorar del baño, un sitio bastante tranquilo, pero nunca del todo seguro. Estoy completamente harta. Me encantaría que alguien pudiera escucharme. Pero no tengo a nadie.
Me encantaría que la tonta de Débora no se hubiera dejado llevar por las habladurías cuando le empecé a confesar todo, muy de apoco para no asustarla. Al final la asusté. Y quién no lo haría, estoy pensando ahora, con lágrimas en los ojos.
Hace un año exactamente, tuve intenciones de quitarme la vida. Sí, fue en julio del año pasado. ¿Qué ha cambiado desde entonces? Nada. No, me equivoco. Está todo peor, porque se me fue otro año de mi vida al pedo, sin haber podido hacer nada al respecto.
Después de escribir esto, ¿qué voy a seguir haciendo? Lo que hago todos los días: fingir que nada pasa. Que llevo una vida normal. Que vivo bien, que estoy satisfecha, que estoy alegre. Que salgo a la calle y no me siento sola. Que no me siento intimidada, maltratada, encerrada, ni nada.
Simplemente, que soy una chica que prefiere seguir viviendo su mundo imaginario que su realidad. Así de sencillo. Y ya no puedo seguir escribiendo, porque voy a mojar el teclado.

Diario: El vacío de un estómago


Y no por hambre. No. Hoy no dio señales de vida. Así de simple. Y eso que me había arreglado… hasta me había dejado suelto el pelo. Tanto para nada.
Para colmo me encontré con una “supuesta amiga” del instituto, y la muy boluda me miró de lejos y después se hizo la distraída y no me saludó. Eso me terminó de cagar el día.
Por suerte me encontré al Hombre Feliz, que por lo menos me alegró la mañana, ya que tuve una discusión con mi viejo (hoy también).
Ahora sí que sí, voy a tratar de que no me influencie. No quiero terminar como la última vez. Se acabó, en serio. Seguro que no me saldrá como yo espero pero aun así, lo intentaré.

martes, 13 de julio de 2010

Diario. ¿La decepción en toda su extensión?


(Nota: no lo pude postear ayer porque no tenía red)
Sí, sí. Leyeron bien el título. Aunque está en signos de pregunta, porque le doy el beneficio de la duda.
¿Qué pasó? Fui corriendo a la mañana, tenía clase a las 10, llegué ahí corriendo para estar 10 minutos antes (no sé ni para qué, pero bueno). Me sorprendí a mí misma un pelín nerviosa. Tan nerviosa como cuando… tuve mi última cita con Campos (sí, ahora puedo nombrarlo, ya no es más el innombrable). Lo que importa es que, llegué ahí, y no estaba. Esperé y esperé, pero no fue.
Todavía no entiendo por qué estuve tan decepcionada. Sentí así como un vacío. ¿Tanto quería verlo? ¿Soy tan estúpida? No, es que estoy muy sola. Otra explicación no se me ocurre.
Volví arrastrando los pies a casa. Después cuando llegó la hora de la clase de la tarde, me lo tomé con calma. O sea, esperaba verlo, pero ya iba preparada. En el camino, me puse los auriculares escuchando bien fuerte “Slept so long” (Dios, qué temazo). Y sobre todo recalcando la parte del “… and fuck it up…!!”.
Me dije, “no tenés que ilusionarte tanto. Es sólo un chico. Un chico cualquiera. Puedo seguir viviendo sin él. Además, no lo conozco de nada. Dejá de ser una Himono-onna*” etc etc.
Llegué, y no había nadie (sólo la argentina-pesada). Subí, sin importarme nada, y me puse a hacer unos tests. La gente seguía llegando, pero él no. Hasta que llegó.
Ay por Dios.
Se quedó parado mirándome un segundo, muy sutilmente y disimulando, pero estoy segura de haberlo visto, no me lo imaginé. Se acercó a mí (sonriendo), me saludó y me hizo un gesto para que sacara mi bolso de la silla de al lado para él poder sentarse.
Respirar, respirar.
Lo primero que me dijo fue (palabras textuales) “creí que estabas desaparecida”.
Ay, la P.M.
Siguió con la onda de siempre. Juraría que se acercó un poco como para saludarme con beso pero como yo ni bola, retrocedió (jaja). Me preguntó qué me había pasado, etc etc.
Todo bien simpático.
También me habló DURANTE la clase… y esas cosas. Al final, me esperó para irnos. Se hacía el distraído, pero me esperaba. También, los primeros metros, los hizo en silencio, como si yo no estuviera ahí. Después “se acordó” y me siguió hablando.
No me saludó con beso, se fue medio rápido.
Sí, quizás eso fue lo raro. Aunque no tiene nada de malo. Seguramente se dio cuenta de lo idiota que soy, de lo gorda que estoy, o de lo poco interesante que puedo llegar a ser.
Lo importante es que, le tiré la onda de que voy a ir a la mañana. Él me confesó que dejó de ir porque no se podía levantar (me lo dice a mí, que me acuesto a las 12 o 12.30 y me levanto a las 6.15 para estudiar japonés). El caso es que dijo cosas como “voy a tener que venir”, etc.
Si mañana viene, ENTONCES VOY A SABER QUE LE GUSTO.
Así de claro, no hay más historia.
¿Por mi parte? Sí, confieso que me gusta un poco. Pero creo que tampoco para tanto. Es que me emocioné de más, diría yo. Y tampoco sé si quiero ahora mismo intentar hacer una especie de “amistad” con alguien.
Bueno, eso es todo por hoy. Mañana, más y mejor (eso espero). Gracias por aguantarme.
PD: qué inteligente es, el muy h.p.

domingo, 4 de julio de 2010

DIARIO DE UNA OTITIS ANUNCIADA


Sí. Ha vuelto. Esta vez debutando en mi oído izquierdo. LPMQLRP. No me lo puedo creer…
Ayer me había empezado a doler el oído, y pensé “no puede ser, deben ser imaginaciones mías”. Pero hoy me desperté a las 6 y pico de la mañana, por el dolor. Genial. Justo cuando mi vida comenzaba a ponerse mínimamente interesante.
¿Iré mañana a la autoescuela? Es la pregunta que acecha sobre mi mente. Lo dudo. Si el dolor empeora, voy a tener que quedarme en casa, por si me dan mareos. No puede ser, no puede ser…
Son tan desdichada…
También tuve una fuerte discusión con mi papá. Resulta que ahora la culpa es mía de que me salga la otitis. Ahhhh, mirá vos. No sabía yo eso. Si lo hubiera sabido antes, a lo mejor hubiera podido evitar las 2 anteriores, también, ¿no?
¡¡¡Esto es increíble!!! (como didría Tsukushi Makino). Y yo todavía sigo pensando en ese chico con tan (¿buena?) onda…
Bueno, esto es todo por hoy, o al menos por ahora. Gracias por leerme y hasta la próxima.

sábado, 3 de julio de 2010

Diaro; Volúmen de una miedosa (Cap II)


Yo siempre que entro en la clase, me agarro unos test para ir practicando durante la clase. Pero esta vez, como entré ACOMPAÑADA y, sobre todo, con un chico que ME ESTABA DANDO BOLA MÁS QUE PARA PEDIRME ALGO INDISPENSABLE, no los agarré, y me puse a pensar en qué iba a hacer a la salida. Decidí no quedarme a hacer los test, porque si no me equivocaba, iba a querer hablar conmigo.
Y no, no me equivoqué.
Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
Sí, me dan ganas de gritar. Creo que estoy haciendo un mundo de una pelotudez, pero bueno, no me importa.
Me esperó, salimos juntos… bueno, lo típico. Cuando estábamos en la entrada de la autoescuela nos paramos ahí para hablar unos minutos. Le confesé que soy argentina y… CHAN. ÉL TAMBIÉN.
Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
Dejé de pensar en él como un “españolucho” (pido perdón si algún español está leyendo esto, pero yo con los hombres españoles, no me llevo). Ok. Era argentino. Digo, ES argentino. Mientras me hablaba, me empecé a fijar en otra cosa (sí, era así como cuando Homero Simpson se pone a pensar en otra cosa mientras le hablan, sólo que yo tengo la gran capacidad de hacer las dos cosas a la vez. También puedo ocultar mis emociones; justamente esto último lo descubrí ayer). El caso es que me empecé a preguntar, “¿este chico me está tirando la onda a full o me parece a mí?” yo creo que no me lo parecía, eh.
Después me preguntó por dónde vivía, para ir caminando juntos obviamente (no piensen mal, jeje). Coincidió que teníamos un trecho compartido, por lo que seguimos nuestra ruta, charlando alegremente.
Cuando llegó el momento de separarnos, se paró y seguimos hablando, bla, bla, bla. (Ya no había ninguna duda de que me estaba tirando la onda, mal, pero maaaaaaal).
Ahora sí que viene lo bueno.
Cuando nos despedimos…
Me saludó con dos besos.
Mierda una vez más.
Cabe aclarar que los dos besos en España equivalen al típico beso en Argentina, o sea, uno solo. Es lo mismo.
Yo ya cuando vi que tenía pensado hacerlo pensé “ay no, no por favor, esto no puede estar pasando”. Pero sí.
Y después mientras se alejaba se volvió para decirme un “encantado…”.
Mierda, por enésima vez.
Aquí fue cuando descubrí mis dotes para ocultar mis sentimientos. Porque yo en ningún momento me mostré nerviosa ni nada. Es más, en realidad no es que estaba nerviosa. Es que… no sé.
Obvio que el chico me hacía “tilín” pero… es que no me lo podía creer. Que se le va a hacer, estoy muy sola.
Seguí mi camino, pensando en… bueno, ya se imaginan. Repitiendo una y otra vez lo que acababa de pasar. Y empezó a llover.
Sí, así como en la típica serie-película romántica, cuando la chica o el chico tiene dudas o algo así. Y yo sin paraguas (también típico).
¿Por qué tengo dudas? Porque no sé a quién pertenece mi corazón. No sé si estoy preparada para algo así, ahora mismo. Tampoco lo conozco de nada al chico…
Vamos a poner los pros y las contras:
PROS
Es lindo O.O
Es simpático.
Me da bola.
Es argentino (quizá sea lo que más me convenció, o lo que me TERMINÓ de convencer)
Estudia
Le gusta que yo estudie O.o
CONTRAS
Según mis cuentas, y por lo que me dijo (que se vino a España en el 89 con cinco años), tiene 25. Un pelín grande para mi gusto, pero bueno, aparenta menos. Ahora dirán el versito ese de “la edad no importa”. A mí sí que me importa, carajo. No es lo mismo que una inocentona como yo salga con uno de 20-21 que con uno de 25…
Creo que le estoy dando demasiada cabida a este asunto, y a lo mejor sólo está jugando conmigo. Sí, soy muy, pero que muy desconfiada.
¿Otra contra? Mmmmmmm… mi viejo. O.o
(sí, ahora ya se hizo indispensable poner el ojón)
¿Alguna cosita más? Creo que no. Pero da para mucho que pensar, ¿no?
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡QUE ALGUIEN VENGA A SALVARME!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Diaro; Volúmen de una miedosa (Cap I)


Ayer me pasó algo muy raro. Pero mejor empecemos con anteayer.
Anteayer me encontré con el Hombre Feliz. Qué felicidad. Aunque suene sarcástico, lo digo en serio. Es que lo ves caminar, y ya te alegra el día.
¿Quién es el hombre feliz? Cuando vivía en la otra casa, era mi vecino. Ahora también lo sigue siendo, pero casi nunca coincidimos, lo cual es una pena, porque es un amor.
Justamente el otro día, me dijo cuántos años tiene. 40. Parece menos, siempre sonriente. Es tan amable… pero no es pegajoso. Porque ustedes ya saben que con mi “buen” humor, me dan asco los apodados “boludos/as alegres” (sobre todo /as).
¿Más datos sobre él? Para que se hagan una idea, y para LAS que leyeron mi novela, el personaje Beto está inspirado en él. No está demasiado bien plasmado, pero es un comienzo. Realmente es muy buena persona, siempre alegre… aunque la madre nos contó un día que ha sufrido mucho (sí, aún vive con la madre). Pobre.
Después, cuando llegué a casa (absolutamente feliz por haberlo visto, incluso lo vi 2 veces ese día, y la segunda me paró para hablar un rato) me enteré de la triste noticia de lo de mi querida abuela Maruca. Que en paz descanse. Vivió muchos años, así que estoy segura de que está contenta de haberse reencontrado con su hijo.
Creo que ya va siendo hora de que cambiemos de tema. Bueno, ¿qué es eso tan misterioso que me pasó ayer? Que conocí a alguien (en este momento pondría el emoticono ojón pero naaaaa).
Ayer llegué tarde a la clase de la mañana. Yo no soy de las que llegan tarde, soy de las que llegan bastante temprano, pero es que me parece una falta de respeto que la profesora llegue tan justa de tiempo, o incluso tarde, TODOS LOS DIAS, y ella como si nada. Así que ahora salgo más tarde de casa, y justo el día que llego con el tiempo justo, es el día que ya había empezado la clase (emoticón de la gota).
Bueno, a mí me importó una mierda, porque no me pueden decir nada. El caso es que le había llevado varias preguntas para hacerle, de estas bien largas y liosas, y tenía miedo de que ya se hubiera adentrado en el temario (uuuy, que miedo…). Pero al parecer no. Empecé a largarle las preguntas, y al final terminaron casi ovacionándome. Soy impresionante. Los de adelante echaban miradas hacia atrás para verme, y los de atrás se acercaban para verme mejor (típico). Pero como yo ya de eso estoy más que harta, me dio por el culo, y seguí con mi nueva actitud adoptada últimamente (la del estilo medio-emo, aunque no me sale muy natural).
Cuando terminó la clase, me quedé a hacer los test un rato, y después me fui, embarcada en mis nuevos gustos musicales de Arashi y Kanjani8 (un cague de risa, le levantan el ánimo a cualquiera, si conmigo pueden). Después a la tarde, ya llegué con más tiempo, porque me aburría en casa (qué larga la estoy haciendo, pero ahora viene lo mejor).
Yo estaba apoyada contra la pared, esperando que abrieran, cantando en silencio, y veo que se me acerca un chico, no sé de dónde, preguntándome si estaba cerrado. Claro que estaba cerrado, si no ya hubiera entrado. Después se me quedó mirando, como dudando. Fue muy gracioso. Como mi vida social es muy precaria, me decidí a sacarme los auriculares para seguir dirigiéndole la palabra, diciéndole banalidades tales como “siempre llega tarde”, etc.
Después no se me ocurrió nada más, y tenía pensado volverme a introducir en la música japonesa, pero me volvió a hablar, haciendo comentarios sobre las preguntas que había hecho por la mañana. Sí, él había sido uno de los que se me había quedado mirando, después me di cuenta. Lo que pasa es que era su primer día, y ni siquiera había memorizado su cara (no me había fijado bien, y la verdad me lo estaba perdiendo). Llegados a este punto, me puse a observarlo bien.
Ojos verdes claro. Morocho. ¿Morocho? Ay, no me acuerdo si era negro o marrón oscuro. Un poquito más alto que yo, no mucho. Le daba 20 o 21. Flaco. Cuerpo interesante. Jajajaja ¡¡¡como sonó eso!!!! Mientras él me hablaba, pensé que era muy simpático. En seguida llegó la profesora, subimos a la clase y…
SE SENTÓ AL LADO MÍO, ASÍ COMO SI NADA.
Tragué saliva y traté de mirar para otro lado, respirando, relajándome. JAMÁS se había sentado nadie a mi lado por gusto (hablando del sexo opuesto). Bueno, también hay que exceptuar a mi “ex” Campos. Pero eso es lo de menos ahora, porque a él había que tirarle varias indirectas. PERO AHORA ME LAS TIRABAN A MÍ.
Mierda.
Me siguió hablando amablemente hasta que empezó la clase. O sea, no me pude concentrar casi nada. En primer lugar, siempre había estado sola en la autoescuela. La silla en donde él se había ubicado, siempre había estado vacía, y del otro lado estaba la pared. O sea que ya estaba incómoda. Después, llegó un chico alto y se sentó delante de él, que se cambió para dejarlo ver. Más tarde, llegaron unas boluditas que ocuparon esos asientos también, pero como eran los únicos que quedaban… ACERCÓ SU SILLA A LA MÍA.
Mierda otra vez.
Estábamos prácticamente a 30 centímetros, una distancia que se me hacía MÁS que incómoda. Ahí quedó casi toda la clase, no sé ni cuándo se acomodó de nuevo (porque además había inclinado su cabeza a la mía, ay Dios).
Ahora que me doy cuenta, todo esto suena un poco raro. Y es que LO ES.
Si quieren saber más, sigan con el siguiente capítulo… (lo dividí porque es muy largo)
CONTINUARÁ